El número de personas > 65 años en el mundo ha aumentado notablemente. Se estima que, al llegar a los 65 años, la expectativa de mujer para las mujeres será mayor de 20 años más y para los hombres 17 años más (en países de altos ingresos). Esto implicará un gran reto para la sociedad para poder asegurar una población de ancianos sanos, así como el gran impacto sobre enfermedad cardiovascular aterosclerótica.
Entre el 2013 y el 2016, se han publicado por lo menos 5 grandes guías para el uso de estatinas en la prevención de complicaciones cardiovasculares: Colegio Americano de Cardiología (ACC) y la Asociación Americana del Corazón (AHA) (2013 ACC/AHA), las guías NICE 2014 (UK National Institute for Health and Care Excellence), las guías de la Sociedad Cardiovascular Canadiense 2016, las guías del US Preventive Service Task Force 2016 y las guías conjuntas de la Sociedad Europea de Cardiología con la Sociedad Europea de Aterosclerosis (2016 ESC/EAS).
Cuatro de esas cinco guías sugiere el uso de estatinas en personas aparentemente sanas entre los 66 y 75 años de edad con un alto nivel de riesgo cardiovascular. Sin embargo, después de los 75 años sólo las guías NICE 2014 sigue recomendando las estatinas en prevención primaria para personas aparentemente sanas con un riesgo cardiovascular elevado y esta recomendación se mantiene hasta los 84 años, aunque reconoce la falta de evidencia al respecto. El Colegio Americano de Cardiología y la Asociación Americana del Corazón han señalado que después de los 75 años hay muy pocos datos para hacer una recomendación fuerte acerca del uso de estatina basada en el riesgo. Igualmente se considera que el modelo de riesgo de Framingham no es válido después de los 75 años de edad por lo cual no es claro la recomendación de estatina.
Cuatro de esas cinco guías sugiere el uso de estatinas en personas aparentemente sanas entre los 66 y 75 años de edad con un alto nivel de riesgo cardiovascular. Sin embargo, después de los 75 años sólo las guías NICE 2014 sigue recomendando las estatinas en prevención primaria para personas aparentemente sanas con un riesgo cardiovascular elevado y esta recomendación se mantiene hasta los 84 años, aunque reconoce la falta de evidencia al respecto. El Colegio Americano de Cardiología y la Asociación Americana del Corazón han señalado que después de los 75 años hay muy pocos datos para hacer una recomendación fuerte acerca del uso de estatina basada en el riesgo. Igualmente se considera que el modelo de riesgo de Framingham no es válido después de los 75 años de edad por lo cual no es claro la recomendación de estatina.
Aunque es claro el alto riesgo de enfermedad cardiovascular a corto plazo solo con el factor de edad, la eficacia en prevención primaria con estatina es escasa en este grupo. Esto es debido a que solo unos pocos pacientes han sido incluidos en los estudios controlados aleatorios, por lo que el inicio de estatinas en mayores de 75 años no puede solo basarse en estas pruebas. Sin embargo, la eficacia de terapia con estatinas en adultos mayores se encuentra muy documentada en prevención secundaria.
Con estos datos en mente, cuando el clínico decide iniciar una estatina en prevención primaria en un paciente mayor de 75 años de edad es indispensable evaluar la fragilidad, la comorbilidad, la expectativa de vida y la polifarmacia, debido a que esto podría aumentar el riesgo de síntomas adversos relacionados con las estatinas. Debe pensarse en buscar un equilibrio entre "riesgo-beneficio" en el adulto mayor, y con base en eso decidir continuar o suspender la estatina.
Es probable que muchos de estos vacíos se aclararán un poco cuando se publique el estudio STAREE (Statins for Reducing Event in the Elderly) que incluye pacientes con edad mayor o igual a 70 años para evaluar la eficacia y seguridad de las estatinas en prevención primaria.